martes, 27 de abril de 2010

A María Marta la fusilaron en José León Suárez

Se podría pensar al descuido que los García Belsunce son una familia nueva rica de country. Una de tantas que en los '90 encontraron el queso. Pero no. Es una familia con un raigambre gorila de vieja data, la que demuestra, por su historial, que es imposible que esta familia no sepa distinguir un pituto de una bala. Un repaso sobre a que monstruitos tuvo que enfrentarse el fiscal Molina Pico.

El pituto de tu hermana

Federico Young es el portador de esta carita, titular de la Agencia de Control Gubernamental del gobierno de Macri.


Young, hombre de campo, comparte con Jorge Zorreguieta, ex Secretario de Agricultura y ganadería de Videla, la pasión por lo vasco, junto al...

...secretario de Young en el Partido Demócrata (¡Jaj!) Porteño, aliado del PRO, Diego María Ibarbia, en el centro entre los otros dos energúmenos, ex intendente de Pehuajó durante la dictadura y vicepresidente junto a Horacio García Belsunce de la Comisión Permanente de Homenaje al Almirante Isaac Francisco Rojas.


Horacio García Belsunce



Nacido el 29 de noviembre de 1924.

ESTUDIOS Y TITULOS

Bachiller egresado del Colegio San José con premio de honor y diploma de honor.
Abogado egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires en 1946 y doctor en jurisprudencia con tesis calificada sobresaliente y recomendada al Premio Facultad.

ACTUACION EN FUNCIONES PUBLICAS

Subsecretario de Hacienda de la Provincia de Buenos Aires (1956- 1957).
Miembro del Consejo de la Dirección General Impositiva (1960-1961).
Miembro de la Comisión Organizadora del Tribunal Fiscal de la Nación (1960).
Secretario de Estado de Hacienda de la Nación durante la presidencia del Dr. José María Guido (1962/1963).

ACTUACION DOCENTE

Profesor desde 1956 a 1984 de la cátedra de Finanzas Públicas y Derecho Tributario de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, como adjunto hasta el año 1968 y luego como titular en ambos casos por concurso. Renunció en 1973 y fue reincorporado en 1976.
Director de la Carrera de Postgrado en Derecho Tributario en la misma Facultad (1972-1973 y1980-1984).
Profesor titular interino de la cátedra de Finanzas Públicas y Derecho Tributario en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de La Plata (1956 a 1959).
Director del Instituto de Derecho Tributario Comparado en la Facultad antes citada (1957 - 1958).

DISTINCIONES

Gran Cruz del Mérito de la República Federal de Alemania (1972).
Vicepresidente de la Comisión Popular de Homenaje al Centenario de La Prensa y La Nación(1969).
Presidente de la Comisión de Homenaje al Dr. Alfredo Labougle en el centenario de su nacimiento (1988).
Miembro de la Mesa "Victorino de la Plaza" del Círculo de Armas (1984).
Vicepresidente en ejercicio de la Presidencia (1993/2001). Presidente (2001/).
Vicepresidente de la Comisión Permanente de Homenaje al Alte. Isaac Francisco Rojas (1993).
Presidente de la Comisión de Homenaje al Dr. Federico Pinedo (1994).
Premio Konex al Mérito 1996 en Derecho Tributario.
Vocal de la Comisión de Cultura del Jockey Club (1997)
Socio Honorario del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires (1998).
"Laurel de Plata a la Personalidad del Año" (jurista - académico) del Rotary Club de Buenos Aires (1999).
Distinción a la personalidad del año (Académico) de la Fundación Vasco Argentina Juan de Garay (2001).
Doctor Honoris Causa de la Universidad Católica de Salta (2002).

INSTITUCIONES VARIAS

Socio del Círculo de Armas, del Jockey Club (vitalicio), de la Sociedad Rural Argentina, de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, etc.
Contribuciones Académicas:
La reforma a la ley 24.156 de administración financiera. Sus vicios políticos y constitucionales (Anales 2006)
Los tratados internacionales de derechos humanos y la constitución Nacional (Anales 2006)
Homenaje al Contralmirante (R.) Carlos A. Sánchez Sañudo en el primer aniversario de su fallecimiento (Anales 2006)
La Doctrina Política y la Doctrina Jurídica de la Revolución de Mayo (Anales 2005)
La Crisis Institucional (Anales 2005)
Reflexiones Jurídicas en torno de la doctrina de la corte suprema en el caso Arancibia Clavel (Anales 2004)
Homenaje a los académicos Guillermo Garbarini Islas y Héctor P. Lanfranco (Anales 2000)
Vigencia del liberalismo (Anales 2000)
Alberto Gabriel Padilla, académico de Derecho. (Anales 1999)
Fallecimiento del Dr.Alberto Benegas Lynch. (Anales 1999)

Discurso del Contralmirante (R.E.) Carlos Alberto Sánchez Sañudo con motivo del homenaje al Señor Almirante Isaac F. Rojas en el 11º Aniversario de su Fallecimiento

La “Comisión de Homenaje Permanente al Almirante Isaac Francisco Rojas”, que tengo el honor de presidir, y cuyos Vicepresidentes son el Dr. Horacio García Belsunce, el Dr. Diego Ibarbia y el Almirante Jorge J. Palma, ha considerado necesario realizar este acto recordatorio ante el busto que aquí hemos construido (el 15/04/95) por haber el Almirante dispuesto que sus cenizas descansaran en aguas del Atlántico Sud, en el lugar en que se hundió el Crucero General Belgrano, rindiendo así homenaje póstumo a sus camaradas del mar; y por tener el privilegio de ejercer en él el Comando de la “Marina en Operaciones” entre el 16 y el 23 de septiembre de 1955 y, luego, terminada la lucha armada, ocupar el cargo de Comandante de Operaciones Navales y Vicepresidente de la Nación en un Gobierno que se auto tituló modestamente “provisional”.

Fue sin duda un gran hombre, un gran padre, un gran amigo, y por último y no por eso menos importante, fue un gran ciudadano que durante su larga vida no sólo fue testigo sino un decidido y decisivo actor en los momentos más difíciles de nuestra sufrida Nación en el siglo XX. En esas circunstancias demostró su clara inteligencia y su extraordinaria capacidad de acción, su gran valentía cívica y personal, anteponiendo siempre el bienestar general a los mezquinos apetitos personales y circunstanciales, a diferencia de lo que hoy ocurre en nuestro país y en el mundo.

Su primera decisión trascendental e histórica fue asumir el mando de la Marina de Guerra en Operaciones para derrocar a un moderno Estado Policial, montado y perfeccionado como "sus" modelos europeos, el fascismo italiano y el nazismo alemán. Y en verdad la Revolución Libertadora fue la primera que logró triunfar ante un régimen policial moderno, realizada exclusivamente por las fuerzas civiles y militares del país, cuyo propósito primario era derrocar a un régimen tiránico y corrupto. En Europa -tal vez no lo recuerde la juventud- los regímenes similares debieron ser derrocados por los ejércitos invasores.

Más tarde, nuestro distinguido y joven filósofo Jorge L. García Venturini sintetizó con su reconocida inteligencia, honestidad y valentía aquel noble gesto:

"Lo acontecido en Septiembre de 1955 aún está vivo en la memoria de todos aquellos que todavía creen en el viejo código de honor que dice que más vale una muerte digna que una vida de humillación."

"Todo exigía el levantamiento. No había uno sólo de los capítulos de la vida argentina que no estuviera corrompido, desvirtuado, desquiciado. Ni uno solo. El imperio de la inmoralidad en todas sus manifestaciones, la libertad abolida, la religión ofendida, la cultura perseguida, la economía destruida, la gente empobrecida. Sin energía, sin viviendas, sin hospitales, sin caminos, sin transportes. Con desempleo, con desabastecimiento, con villas miseria, con colas para todo. Pero eso sí, un único nombre para todas las cosas, desde las provincias, ciudades y calles hasta cada una de las páginas de cada uno de los libros de lectura escolar. Como hoy, el decoro ausente y el bombo presente."

Y no quiero terminar sin referirme a un legado, el institucionalmente más importante, que nos dejara la acción de ese gobierno. Terminada la lucha armada, el Gobierno Provisional se encontró con el grave problema de la inconstitucional Constitución de 1949, por lo que luego de conocer (muy reservadamente) la opinión del Presidente de la Suprema Corte, Dr. Alfredo Orgaz, el 1º de mayo de 1956 efectuó la siguiente declaración: “El Gobierno Provisional y las Fuerzas Armadas reconocen la vigencia de la Constitución de 1853-60, en forma similar a lo establecido en su voto de disidencia ante sus pares por el Dr. Antonio Bermejo en 1921”. Reconoce la vigencia de los derechos establecidos en la Constitución de 1953 y negados por la de 1949, antítesis de la tradición argentina. El Gobierno integrado por el Almirante Rojas lo hizo, ante una situación límite, de extrema gravedad, como hoy ocurre.

Reivindicación impostergable

Pero hoy, ante un sorpresivo e impensable ataque al General Aramburu (por cambiar la denominación de una plaza que lleva su nombre), también resulta imputado el Almirante Rojas, como puede constatarse en el diario La Nación de los días 30 y 31 de marzo y 1º de abril. En “Aramburu II” (31-03-04), un Sr. Daniel Mario Brión, del “Instituto por la Memoria del Pueblo” agudiza el ataque, expresando que “se trata de que nadie que haya atentado contra la Constitución Nacional, la soberanía popular, la democracia, y activado el terrorismo de Estado, merece que se le rinda homenaje dando su nombre a espacios públicos, escuelas, calles, etcétera.” Prosigue también el “memorista del pueblo”, citando que Aramburu participó de la autodenominada Revolución Libertadora, que derrocó a otro General, Juan Domingo Perón, en 1955, que era presidente de la Nación ejerciendo su segunda presidencia, democráticamente elegido por el pueblo, y que lo de Aramburu y Rojas resultó un golpe de Estado que instauró una dictadura militar.

Reivindicación justificada

La Revolución Libertadora no fue un movimiento administrativo, ni quienes la hicieron, civiles y militares, no contaron demasiado cuánto había del otro lado. Tampoco fue un golpe de estado, que es cuando se viola impunemente la Constitución, en la forma en que sí lo hizo el Estado Policial Peronista. Desde los tiempos de Santo Tomás surge siempre el derecho a la rebelión contra la opresión. Y desde los primeros tiempos de ese gobierno se pronunciaron desde la Casa de Gobierno llamados a la violencia como estos:

“Entregaré un metro de piola a cada descamisado y veremos quién cuelga a quién” (el 3-8-46), “con un fusil o un cuchillo matar a quien se encuentre” (24-6-47), “levantaremos horcas en todo el país para colgar a los opositores” (31-8-55) y otras aún peores en ese 31 de agosto. Nunca un Jefe de Estado había incitado y ordenado a sus seguidores a hacer supuesta justicia con su propia mano y cualquier excusa. Y agregó: “que sepan que esta lucha no ha de terminar hasta que los hayamos aniquilado y aplastado”. Esta fue la gota que colmó el vaso, la culminación dramática del proceso de justificación histórica de la Revolución Libertadora que tenía el deber de terminar con la máscara aberrante de una “democracia constitucional” como ahora llaman algunos desmemoriados a ese despotismo peronista y que hoy tergiversan por TV la verdad histórica. Ante esa situación asumió el Almirante Rojas la responsabilidad de restablecer la dignidad de la República y devolver la libertad a sus conciudadanos, con el apoyo moral de millones de argentinos.

La justificación histórica

A lo ya dicho por García Venturini acerca de la situación que se vivía en 1955, podemos agregar que ya no estaban las barras de oro que le impedían a Perón caminar por los pasillos del banco central en 1946, que en 1952 se comía pan negro y en 1955 habían 4000 locomotoras paradas por falta de repuestos y una deuda externa de 700 millones de dólares con el Club de París.

Con la Suprema Corte sometida a un inicuo Juicio Político, con la Constitución inconstitucionalmente modificada, con la enseñanza y la historia distorsionadas y monopolizadas. Con la persecución a la libertad de expresión, que culminó con la incautación de “La Prensa” y el cierre del “Intransigente” y “La Vanguardia” y otros periódicos y radios; con el Poder judicial que cumplía órdenes del Dr. Subiza, a quien el propio dictador ordenara por escrito: “Al enemigo, ni justicia”

Se fomentó la división de la familia argentina y la lucha de clases, en este país donde la continua renovación de la clase media era precisamente causa del equilibrio y del sorprendente progreso social. La Argentina se encontró así con “nuevas estructuras”; habíase entronizado la versión criolla del nacional socialismo y el fascismo.
La Revolución Libertadora no llegó con “carpetas debajo del brazo” producto de largas deliberaciones durante muchos meses. No era posible hacerlo; la inseguridad y la delación propia del Estado Policial lo impedían. Hubo que desmontar la gran máquina trituradora, origen de todas las rigideces ciudadanas, cercenadoras de la libertad civil.

Y con respecto a la disolución del Partido Peronista, no fue por revanchismo -como explicó el Almirante Rojas- sino para evitar que con el equivocado criterio posterior a 1958 se reconstruyeran las gradas del trono madrileño y termináramos en la tragedia de 1973. A nadie se le ocurrió llamar revanchistas a los alemanes porque luego del nazismo estamparon en el art. 21 de la Constitución que "cualquier agrupación política que por la conducta de sus afiliados -no de sus dirigentes- exaltara al nazismo debía ser declarada fuera de la ley". Por los frutos, se conoce el árbol. Ellos, los alemanes, gozan hoy de paz y prosperidad; nosotros estamos buscando aún la solución integral del orden social, y a lo único que se ha atinado ha sido, precisamente, a la reforma -o mejor dicho al cambio- de la Constitución salvadora (1994).

El gobierno de la Revolución Libertadora desbrozó una tupida maleza, realizando una muy difícil gestión que no comprometió el futuro económico de la Nación, ni del gobierno que lo sucedió. Así cumplió con la palabra empeñada, entregando el poder en la fecha establecida. Lo que vino después es prueba de las diferencias que separaban entre sí a los circunstanciales aliados (como ocurrió en Europa al término de la II Guerra Mundial). En realidad, muchos de los que se opusieron al dictador demostraron luego mayor afinidad ideológica con él que con sus aliados revolucionarios. La ilusión de obtener los votos que creían vacantes, condujo primero a un pacto sin precedentes éticos en el país y luego a otros ingenuos intentos de conquista del paquete electoral, pero sin el jefe. Este permanente objetivo era incompatible con el recuerdo leal a la Revolución Libertadora que no redituaba, precisamente, los dividendos electorales buscados; por ello comenzó una campaña de olvido que luego se transformó en desprestigio. Por la misma razón un gran silencio, un amplio manto de olvido cubrió los males que dieron origen a aquel pronunciamiento cívico militar.

El Almirante Rojas fue un hombre de excepción, en tiempos de excepcional gravedad. Fue y es un verdadero ejemplo en una sociedad sedienta de grandes ejemplos, los cuales, precisamente, no abundan. Y, como reprochaba Cicerón, “los pueblos que olvidan su historia corren el riesgo de repetir sus errores”. Peor aún cuando tergiversan su historia y ocultan sus “horrores”. La caótica situación en que hoy nos debatimos evidencia no sólo el olvido de la verdad histórica sino que al mismo tiempo es la mejor justificación de la lucha irreductible del Almirante en los distintos campos de la acción humana, a lo largo de su fecunda y larga vida.

Ese fue y sigue siendo el camino, el trazado por la línea Mayo, Caseros y Septiembre de 1955, porque fue pensado no para el corto plazo y para unos pocos, sino para todos y en forma permanente.
Podemos decir con verdad, que ellos reencendieron la antorcha de la libertad luego de Caseros, como otros los imitaron en 1955; la antorcha que existe aún, para aquellos que quieran mantenerla encendida.

Contralmirante (RE) Carlos Alberto Sánchez Sañudo
Presidente

6 comentarios:

Unknown dijo...

es terrible nuestra historia!

dos cosas...
me consta el trabajo de Molina Pico y las dificultades que tuvo que afrontar

era chiquito y veía a los aviones en un vuelo rasante cargados de muerte
mientras mi viejo trataba de
escapar de ese infierno-lo logró-

saludos

Adal

el ojo con dientes dijo...

Impresionante nota. Felicitaciones.

gem dijo...

muy buen post Che, gracias.

Che Genetic dijo...

¿Qué nenes, no? Gracias por pasar.

FTV-San Vicente dijo...

¡Los salvadores de la Patria! ¡Por dios! La Libertadora, Onganía y los genocidas del 76: TODOS asesinos y vendepatria!! Gracias por tan buena nota. Un abrazo!!

Daniel Gelabert dijo...

Sin olvidar que fue un peronista,Carlos Menem,quien reivindicó al almirante Rojas y con ello a esta caterva de asesinos.Por lo demás,excelente el post.¡Felicitacines por el trabajo.