domingo, 31 de enero de 2010

La despedida de Patiño Mayer: cuando el cariño le gana a la diplomacia

La reunión contó con la presencia del presidente electo, José Mujica, y su esposa, Lucía Topolansky. El embajador Patiño Mayer se despidió rodeado de figuras del ámbito político, sindical y social. "Para mí dijo el diplomático lo primero es un enorme agradecimiento por haber pasado ocho años en este país, seguramente los más importantes de mi vida pública y también desde el punto de vista privado, porque yo me casé con mi actual mujer ya siendo embajador en Uruguay y acá tuve mi última hija".

El anfitrión estuvo rodeado por figuras del ámbito político (José Bayardi, Mónica Xavier, Carlos Gamou, Ernesto Agazzi, Alberto Couriel, Carlos Baráibar, la diputada argentina Graciela Gianatasio y el histórico dirigente del país vecino, Antonio Caffiero); sindical (Luis Puig y Juan Castillo); por familiares de Detenidos Desaparecidos (Luisa Cuestas, Amaral García, Macarena Gelman); por autoridades departamentales (el intendente Walter Zimmer) y nacionales (María Helena Martínez, Tomás de Mattos, Mauricio Rosencof, María Julia Muñoz y Mariano Arana), así como por el empresario José López Mena y el comunicador Omar Gutiérrez.

"Yo me voy porque los ciclos concluyen y los hombres debemos darnos cuenta a tiempo de cuándo hay que dar un paso al costado", comentó al ser entrevistado por LA REPUBLICA. "No me voy por ninguna otra razón. Ninguna de las cosas que se dijeron son ciertas, porque a mí nadie me pidió la renuncia".

Anunció que seguirá viviendo en La Tranquilona y en ese sentido adelantó que "el vecino Patiño va a tener que viajar a Buenos Aires a trabajar, pero vendrá todas las veces que pueda a esta chacra en Nueva Helvecia".

Eran las 13.50 horas cuando Patiño Mayer, micrófono en mano, se dirigió a la concurrencia que colmaba el predio de la chacra e inició su discurso de gratitud y despedida al mismo tiempo. Celebró la presencia de Antonio Caffiero, al que definió como "mi padre político y no porque yo esté casado con una hija de él, sino porque ha sido un modelo al que he tratado de serle fiel durante toda mi vida".

De inmediato, se refirió al futuro presidente, Mujica, y a Lucía: "Ustedes quizás no tengan debida noción de lo que sus testimonios de vida significan para todos nosotros. La política es compromiso, militancia y coherencia. En eso, ustedes son un modelo para Uruguay y para la región, los estamos mirando con mucha atención los argentinos y, ¿por qué no?, con un poco de envidia. Nos han enseñado mucho y nos van a seguir enseñando", manifestó.

Hizo también mención a familiares y madres de detenidos desaparecidos: "Ustedes son el testimonio de una lucha que no tiene espíritu de venganza ni de revancha, que solo busca verdad y justicia para alcanzar la reconciliación y la paz". "Macarena, dijo mirando fijamente a la nieta del poeta Juan Gelman yo te prometí que iba a hacer todo lo posible para que encontraras los restos de tu madre. No lo logramos todavía, pero vamos por el buen camino y vamos a llegar". De inmediato advirtió: "El compromiso con los derechos humanos no es una intromisión del embajador argentino en asuntos internos de Uruguay. Gran parte de los compañeros desaparecidos lo fueron en mi país, y por lo tanto el Estado argentino tiene una deuda y una responsabilidad con la ciudadanía uruguaya para esclarecer definitivamente qué pasó. En el caso de María Claudia (la madre de Macarena), desapareció aquí en Uruguay y vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que su hija pueda reencontrarse con sus restos".

Al mencionar a los dirigentes del PIT-CNT, el diplomático recordó: "Hace unos días leía un artículo en LA REPUBLICA en el que el secretario de Prensa (de la central obrera) me despedía diciendo: 'Despedimos a un compañero'. Para mí, que las organizaciones de los trabajadores del Uruguay me sientan un compañero es un honor que no merezco, pero que agradezco. Ustedes son un ejemplo de militancia sindical".

Tuvo un especial reconocimiento a la labor que desplegó Reinaldo Gargano cuando estuvo al frente de la Cancillería, "y que tan injustamente fue maltratado por la prensa durante mucho tiempo", señaló.

En cuanto al actual presidente, Tabaré Vázquez, Patiño Mayer valoró que "cada vez que nos veíamos me daba un abrazo, y no lo hacía porque yo era Patiño Mayer, sino porque era el embajador de la República Argentina. Yo quiero agradecerle ese gesto porque eso ayudó a que las relaciones bilaterales en medio de las dificultades que tuvimos que vivir no se tensaran más de la cuenta".

Su oratoria se quebró por la emoción cuando habló de sus hijos. "Espero, mis queridos, que nada de lo que he hecho y de lo que haga los obligue a avergonzarse de su padre", dijo, bajo una sostenida salva de aplausos. Otro instante similar se produjo cuando hizo mención a María, su esposa. "Ella me ha soportado y me ha levantado cientos de veces que me caigo anímicamente, así que todo mi amor, todo mi reconocimiento. Me has dado buena parte de los mejores años de mi vida y espero que podamos seguir compartiendo esto por mucho tiempo más".

No ocultó sus ideales latinoamericanistas y conmovido sostuvo: "Seguiremos luchando por la unidad, la integración y la formación de la Patria Grande. Tenemos una deuda pendiente con el más grande de los luchadores por nuestra independencia, que fue José Gervasio Artigas. Esa deuda pendiente es la justicia social, la integración de nuestros pueblos, la república, la democracia y, sobre todo, un proyecto colectivo que nos permita tener presencia en el mundo".

Fuente: Luis A. Carro - La República