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Son 34 Años de nuestras vidas. Demasiados grupos de poder nunca dieron explicaciones de sus andanzas en la dictadura y en los '90, por eso son los mismos cada vez. El Poder Judicial y los medios van de la mano del desprestigio del primero y la acumulación de patrimonio de aquellos. Cuando nos preguntamos donde se fue nuestro dinero después del 2001 y la pesificación asimétrica de Duhalde basta ver qué fue de nuestro patrimonio del '76 al 2001 comparado al de los medios, que pasaron de ser diarios a grupos económicos multimedios y fabricantes de papel.
En ninguno de los dos casos necesitaron leyes del Congreso. Siempre por decreto. A la Ley de Radiodifusión de la dictadura se le cambió su parte clave sin necesidad de votos ni de mayorías, los diarios pudieron tener sus radios y sus canales de televisión y hoy bajarles el número de medios, ni siquiera llevarlos de vuelta a ser sólo diarios, requirió una Ley de Medios aprobada en mayorías indiscutibles y cajoneada por los jueces de la nómina.
Crecieron contra país, a costa de él, hasta el último centavo. Se prendieron en todas. A costa de buenos jueces, comprando a los peores, con los que expulsan a los primeros, las personas que la justicia de las personas necesita. El panorama judicial tan claro en estos días hace mucho más meritorio el trabajo de los buenos jueces, que se deben mover en un ambiente donde, poderes como el Opus Dei, tienen tantas patas.
Porque también la Iglesia estaría en el collage sino fuera que sus tiempos son la eternidad y sus actos se irían de escala.
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