¿Se acuerdan de aquellos dos ojazos que de tan azules parecían negros y nos miraban desde carteles y afiches en las marchas por los desaparecidos?
Eran los ojos de Mariana Zaffaroni, una niña que fue secuestrada junto con sus progenitores en Buenos Aires el 27 de setiembre de 1976, cuando tenía 18 meses.
Sus padres, Jorge Zaffaroni y María Emilia Islas, integran la nómina de uruguayos desaparecidos en Argentina luego de haber sido enviados al tristemente célebre centro de tortura Automotores Orletti.
Desde el momento del secuestro, las dos abuelas de la niña organizaron la búsqueda de Mariana, respaldadas en la capital argentina por las Abuelas de Plaza de Mayo.
Tras una serie de peripecias, idas y venidas, Mariana fue ubicada 16 años después, en junio de 1992, y un fallo del juez federal de San Isidro, Roberto Marquevich*, le restituyó su verdadera identidad.
Durante todo el tiempo en que Mariana estuvo desaparecida y viviendo bajo otro nombre, su caso fue emblemático para los familiares de los desaparecidos.
* Juez argentino luego destituido a pedido de Magnetto y Ernestina Herrera de Noble por la causa de las irregularidades en las adopciones de la dueña de Clarín sobre hijos de desaparecidos.
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