Es lógico. Yo también tendría miedo si hubiese hecho su misma carrera periodística. Los cambios dan miedo. Joaquín Morales Solá fue un privilegiado que no tuvo miedo cuando el resto sí lo tenía. Miedo a desaparecer, miedo a que te rajen, miedo a no tener para comer. Él no pasó por todo eso. En general los que estuvieron con la dictadura también se enfiestaron en los '90. Décadas de seguridad y bienestar personal.
Su fortuna personal creció coincidiendo con los derrumbes de las economías hogareñas de las mayorías. Morales Solá encontró el queso con los milicos y no lo perdió nunca hasta ahora. Perderlo le da miedo, claro. La incertidumbre lo hace hablar de un periodista muerto.
¿Y si ese periodista muerto que pregona Joaquín Morales Solá se pudiera elegir por referéndum? Allí tendría un motivo aún más real para tener miedo.
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