Arabia Saudita no sólo dejará atravesar su espacio aéreo por los aviones de Israel que ataquen Irán, sino que ya realizó ensayos para la desactivación y reactivación de sus defensas aéreas para la coordinación de la operación y no atacar ni por acaso a una nave israelí a su paso.
Esto marca la inminencia del ataque y reafirma las relaciones carnales e incondicionales de Arabia Saudita con Occidente desde la Guerra del Golfo en adelante. No es de extrañar que del mundo árabe los países colaboracionistas sean aquellos gobernados por la nobleza sin ejercicio de la democracia con la que Occidente se excusa para invadir. Toda la península Arábiga lo muestra: Kuwait, Qatar, Dubai y demás colonias residuales del viejo imperio británico. Son los árabes cómplices que mantienen con sus pactos sus privilegios, bañados en oro, mientras que en la Franja de Gaza funciona el Ghetto de Varsovia del siglo XXI.
Israel atacará las ciudades de Qom, Natanz, para destruir las plantas de enriquecimiento de uranio, la planta de agua pesada en la ciudad de Arak, las plantas de provisión de las centrífugas en Isfahán y la planta nuclear de Bushehr de construcción rusa. Este último blanco es el que requiere más que ningún otro el paso por el espacio aéreo saudí.
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