Nada mejor que un repaso de imágenes de lo que fue uno de los peores matarifes de corderos de Dios de la historia de la Humanidad, hablando de picadora de carne: La Gran Guerra, que al producirse una segunda hubo que ponerle Primera, aunque las dos hayan sido una sola.
Va para los obispos que desde el púlpito, y con grasa en el delantal, como diría Pappo, hablan de guerra a los homosexuales y ni asumen la pedofilia.
Nombran a la guerra desde sus gargantas sacras, pero su obsesión es el deseo de imponer las leyes de su consecuencia:
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