Cuando Monsanto diseñó sus semillas transgénicas conocía que existía el viento y que el polen era un leve elemento que viajaba en él.
Por eso hoy en México están en peligro las múltiples especies de maíz, herencia de los pueblos originarios, algunos de un color morado intenso. El polen transgénico con sus deformaciones viaja por el aire. Para el mundo vegetal son como violaciones masivas de una guerra étnica entre humanos.
Luego nacen plantas deformes, plantas monstruosas. Es notable que entre lo transgénico y los herbicidas se ha logrado darle formas grotescas a plantas y animales, incluyendo a los humanos muy distintas a millones de años de evolución sólo en décadas. En muchos casos motivados por el negocio agroindustrial de dar de comer a vacas y chanchos.
Los cómicos de Monsanto, insaciables que van por todo, pretenden ganar dinero con todo cultivo que las semillas tengan una mínima trasa genética de sus semillas patentadas.
El polen transgénico es la tropa de invasión de Monsanto, lo que pretende es tomar ganancia de las colonias.
Recorte: Diario Río Negro
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