La inseguridad se instaló en Francia y culpan a los rumanos. Porque los rumanos ahora son parte de la gran Europa, pero siguen siendo los negros de esa Europa. Xenofobia clásica, de manual. Aún no dejaron este mundo las generaciones que vivieron Vichy y ya se siente el mismo tufo.
Aparte de los gitanos, que la ligan siempre a lo largo de la historia de Europa, la nueva ley de Sarkozy le tocará en su mayoría a inmigrantes de su ex colonias esquilmadas en sus riquezas y luego diezmadas por las guerras que ocasionó Francia al aferrarse a ellas cuando sus pueblos de origen reclamaban independencia, aún después de su peculiar intervención en la Segunda Guerra Mundial quería seguir siendo imperio.
Claro que si la inseguridad aumenta, siendo muy probable por la crisis provocada por la gran toma de ganancia de las corporaciones, el inmigrante nacionalizado francés hace 60 años, con hijos y nietos franceses, correrá el riesgo de ser considerado un criminal de origen extranjero si comete un delito. Después cuál será el delito suficiente para ser expulsado dependerá de la delgada línea roja, del momento político, de la relación con el país de origen, dependiendo del juez, de la interpretación.
Se necesitará más jurisprudencia. Saber quién es francés y quién no. Los matrimonios mixtos. ¿Hasta tercera o cuarta generación? Un nuevo genocidio pero sin cámaras de gas. Con campos de concentración que ya existen en toda Europa. Cada tanto hay bardo en alguno. Violaciones en todos mientras esperen el debido proceso para ser metidos en un avión y fletados lejos de sus familiares en Francia que aún no han cometido algún crimen.
No necesariamente esos campos de concentración se parecen a Sobibor, aunque los hay tal cual con alambres de púas, también puede ser un gimnasio o una vieja fábrica, que no les pase como acá, que cuando en Francia decían que en Argentina había campos de concentración lo negábamos por no verlos, hasta que nos enteramos que había uno en la fábrica tapiada de mitad de cuadra.
Europa está en crisis y reacomodorá a todos en sus lugares de origen. Eso sí, pasando por el juzgado, todo legal. Habrá que ponerse una máscara de Astérix para andar por París, aunque no sé, porque es de Basse-Normandie y tal vez nos miren feo.
Tal vez hasta Sarkozy termine expulsado. Su condición de hijo de inmigrantes húngaros tal vez lo califique hoy en día como francés, pero el monstruo al que le abre la jaula con sus nuevas leyes es un exagerado comiendo, rápidamente va a querer más carne y habrá que buscar papeles familiares que lleguen a Vercingétorix para ser considerado francés.
Su padre se llamaba Nagybócsai Sárközy Pál y su madre, judía sefardita conversa al catolicismo de nombre Andrée Mallah. Sus abuelos vivieron en Hungría hasta 1944. Hasta ese año Hungría era aliada de Alemania. Había participado de la invasión a la URSS, saboreando alguna parcela fértil de Ucrania que le tocara en el reparto del espacio vital. También trabajó en la dirección del Führer respecto a las deportaciones de judíos y gitanos. Pero llegaron los soviéticos y tener título nobiliario y pertenecer a la pequeña aristocracia se volvió insano. Se fueron de Hungría...a Alemania. Para el fin de la guerra Nagybócsai Sárközy Pál se alistó en la Legión Extranjera, por 5 años, luego se obtenía la nacionalidad francesa. Volvían pocos en esos días de la picadora de carne de Indochina. Pero fue desmovilizado en Marsella para 1948 por ser declarado inútil para ser enviado a Indochina.
Se podía estar en Indochina escribiendo a máquina en alguna oficina militar en Hanoi, disfrutando de las mieles coloniales, sin tirar un tiro, sin meterse con el agua a la cintura en algún pantano, podría haber sido destinado a alguna intendencia, pero evidentemente la condición de inútil era bastante abarcativa. Se hizo publicista. Se cambió el nombre a Paul Sarkozy de Nagy-Bocsa, para no perder lo monarca. Logró fácil lo que a otros legionarios extranjeros le costó la necesaria sang verse para ser considerado francés.
Poco agradecido de esa Francia receptora su hijo Nicolás, que le salió expulsivo ya desde su cargo de Ministro del Interior. La inseguridad mata tolerancia. La sociedad francesa ve al enemigo en los campamentos gitanos y no en el CEO de una corporación que vive en la mansión a la vuelta de la esquina. Los esquilmadores del bienestar general. Los que han acumulado tanta riqueza en estos años como si supieran que el mundo se termina y necesitan mudarse a Marte.
-¡Un campamento gitano!
-Es un camping, sr. Ministro
(el único diario francés al que se le puede creer)
Sarkozy y los que manejan la tarasca, los magnettos franceses, están deteriorando los iconos de la France a paso veloz. Desde su Liberté, égalité, fraternité hasta parecer cínico que sus cigarrillos más famosos se llamen Gitanes.
Recortes: Liberation. fr, El País.es
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