miércoles, 10 de noviembre de 2010

Xenófobos de pacotilla: UN CATALÁN ES UN ALEMÁN SIN DINERO

Lo escuché en Francia y siempre iba acompañado de risas causadas por saber lo pesado que pegaba escuchar eso  a un catalán más que por la ocurrencia misma. Quien me lo contó, siendo francesa, lo había escuchado en España. Hoy los catalanes del PP quieren echar a los extranjeros sin trabajo.


Jodidazo el tema. ¿Qué es un extranjero para un catalán?  Porque para un catalán un vasco es extranjero y viceversa. Un sevillano en la mala que ni se le ocurra ir a Barcelona, tal vez lo deporten a Casablanca. Hasta un aragonés sería extranjero, a pesar de muchos catalanes separatistas ultras cuyos padres son aragoneses, catalanes Nesquik. Aún con mi mix de italiano, español y guaraní, mi otro 50% catalán y catalán de larga data, hay un puerto con el apellido materno de mi viejo, me pone por encima de muchísimos gritones y cagatintas xenófobos de Catalunia en la escala evolutiva del catalán puro y ario.

En la bonanza neoliberal necesitaron a los extranjeros para el boom inmobiliario. Hoy, para los esclavos de la propiedad a través de las hipotecas, los sudacas que construyeron sus hogares pasan a ser el enemigo. 

Así es Europa. Lo demostró hace 65 años nomás y lo volvió a demostrar en los '90 en los Balcanes. Hoy la derecha sueca llegó al parlamento, en Holanda llegó al gobierno, de Francia la derecha nunca se fue, en España menos, en Inglaterra el British National party lucha por ser reconocido y de donde siempre le llega la ayuda a Europa, los EEUU, tienen al Tea Party.  En Alemania no escasean, pero aún los domina cierta vergüenza, ya se les va a pasar.


Alicia Sánchez-Camacho
Lo que pide Camacho del PP catalán es como si después de la crisis del '30 en Argentina se hubiera ordenado volver a embarcar rumbo a Europa a todos los extranjeros. ¿A esa altura para qué? El ensayo racista de Mitre ya no tenía remedio.

Lo que no entienden es que si hay gente que es capaz de cruzar a nado la mar, como canta Spinetta, en pateras pedorras o dejar jirones de piel en las alambradas de Melilla, si se atraviesan desiertos letales luego de recorrer Centroamérica para llegar a un  EEUU que lo saben sin trabajo, no hay ley que los pare. 

Lo saben, por eso hay campos de concentración de inmigrantes, con mejores instalaciones que Bergen Belsen, claro, el hombre evoluciona, en una Europa que siempre fue ambigua para decir Nunca Más.

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