jueves, 13 de enero de 2011

Abal Medina, Mariotto, teléfono: Alguien le tiene que poner el cascabel al gato publicista

Esta es una buena noticia. Alguien que haga algo con el descontrol de los contenidos de las publicidades. Los tipos usan todo, miserias humanas, nombres propios de ciudades y pueblos, situaciones familiares no siempre agradables, próceres, símbolos patrios y demás cosas que en cierta forma terminan siendo sutilezas al lado del engaño monstruoso y sicópata de La Serenísima con sus lácteos "medicinales" que sí o sí deberás tomar uno de cada uno de todos los que te inculca porque si no te morís.

A su vez, los laboratorios medicinales venden sus píldoras como caramelos. Que nada, ni un dolor de cabeza te impida seguir y tomá Cafiaspirina que está todo bien. Glamorosos sangrados de estómago. 


Otro tema es el descontrol sobre la frecuencia que se emiten. Seguro que debe haber estudios sobre lo que produce al ser humano la captación cuasi permanente de un mensaje determinado.

En este caso fue la Agencia de Seguridad Vial contra Yahoo!, aunque si uno ve como venden las automotrices sus productos, más con respecto a las performances de velocidad que usan para venderlo, les debería caer el martillo a ellos. Tal vez les cae y no es noticia. No sé.

Sería interesante que Juan Manuel o Gabriel, no sé de quién depende, implementen un control que cuide a la población de mensajes publicitarios que resulten nocivos, sin depender del organismo especializado como la Agencia de Seguridad Vial pero sí interactuando con quien corresponda. 

No se debe confundir censura previa con control.  Muchos de los productos que publicitan, por ejemplo los alimentos, deben tener la certificación del Ministerio de Salud antes de ponerlos en las góndolas. ¿Por qué no un mensaje a ser consumido miles de  veces por los espectadores? Sobre todo con el peligro que lo que las bondades que se anuncien del producto poco tengan que ver con lo que certificó Salud. Y hablo de Salud Pública. Manzur, teléfono para vos también.

Dicho esto queda ver que se hace con la publicidad invasiva. Si miro un partido de fútbol no quiero ver publicidad tapándome la jugada, si miro un programa de cocina tampoco. Porque sino el cartel de "Espacio publicitario" se torna más bien caprichoso.

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