Si en las cosas más nimias de la gestión Macri hace agua, imaginen el Teatro Colón en sus manos. Pobre teatro, pobres trabajadores de toda la vida en el Colón, gentes de oficios casi perdidos, artesanos herederos de un saber que se esfuma con la muerte de cada uno de ellos, más cuando algunos se suicidaron deprimidos, sin discípulos a quienes transferirles el oficio en un teatro con una concesionaria BMW.
Muchos del 60% que lo votó son los que desean volver a la fiesta menemista. Algunos de los que estuvieron, otros, el gran resto creyó vivirla a pesar que comían en la cocina lo que quedaba en los platos del salón central y se llevaban los forros usados de la zona vip a casa como recuerdo de la gran orgía del sultán. Fueron pocos los invitados, pero hubo una multitud que lo vio por la tele y terminó creyéndose parte.
Y era el sultán el que encabezaba el público en el Colón esa noche donde Fontevecchia festejaba el lanzamiento de "Caras" en Brasil. Estaba Macri también allí, para los años donde su gestión en las empresas del padre le ponían a éste la palabra "pelotudo" en un permanente balbuceo entre los labios
1 comentario:
A veces pienso que tarde o temprano Macri va a ser presidente, porque se lo propuso y porque poco a poco va teniendo llegada entre los boludos. Se me ocurre que quizá en el futuro ese partiducho merketinero arribista va a ser el principal partido del país, junto con algún otro que llegue al otro 50% de los votantes.
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