Lo primero difícil de disfrazar es haber optado por la bandera de la libia monárquica y entreguista pre-Khadafi. La familia real desde hace 40 años de lujo europeo espera acobijada por Occidente. Lo segundo es la intervención extranjera. La imagen de un árabe enarbolando una bandera francesa o de EEUU sólo habla del poder de los medios corporativos al servicio de Occidente y al monstruito libio y sus secuaces que instalarán en el gobierno.
El relato Mitre lo haría como si hubiera ganado el Imperio en Vuelta de Obligado y con eso hubiera caído Rosas. Ya sabemos como pintó Mitre a Obligado para los libros escolares: Los boludos y las cadenitas.
Mohammed al-Sanusi, heredero del trono libio, en el freezer de lujo europeo.
Los avances y victorias de los rebeldes precede a los fuegos de los infiernos en la tierra que desata Occidente con su poder militar. Les abren el camino como cuentan que Dios le abrió el mar Rojo a Moisés. ¿Piensan los rebeldes que la intervención extranjera es gratis y no la tendrán que pagar con cada gota de petróleo extraído? La caída de Trípoli tal vez sea su batalla de Caseros. Luego vendrán los frigoríficos Anglo del petróleo. Si consiguen un Bartolomé Mitre inspirado estos días serán la gran epopeya patriótica libia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario