A comienzos de los '60 Israel decidió comprar los Mirage IIICJ a Francia, en esos días un caza de primera línea. Lo empleó con gran éxito en la Guerra de los Seis Días.
Para 1980 estaban anticuados y sus células cargadas de esfuerzos de las maniobras de combate que fueron sometidos durante su carrera. Para esos años la Fuerza Aérea Argentina había recibido los M5 Dagger, adquiridos por el conflicto con Chile.
El Dagger era una variante del Nesher que a su vez era una versión del Mirage 5. Francia mantenía un embargo de armas con Israel, aún así las células de los M5 llegaron a destino. Parte de su equipamiento electrónico debió ser reemplazado con material de EEUU.
IAI Dagger M5
El Brigadier Lami Dozo, jefe de la Fuera Aérea, sabía de la existencia de los M IIICJ desactivados y para la Guerra de Malvinas adquirió 21 unidades M IIICJ y 2 unidades M IIIB biplaza de entrenamiento. Según él había que reponer el material perdido pues se esperaba el inmediato conflicto con Chile luego de Malvinas. Los aviones llegaron ya terminada la guerra.
La operación fue triangulada con Perú. Fue la Fuerza Aérea del Perú quien puso la orden de compra, por eso los aviones llegaron al aeroparque Jorge Newbery desde el puerto con escarapelas peruanas.
Los Mirage fueron armados en un hangar de Austral. Un dolor de cabeza. Cables secos, arena del desierto, cosas atadas con alambre. El instrumental de la cabina de mando recordaba a esos aviones de museo donde faltan algunos instrumentos y los que están se ven envejecidos.
Cuando pilotos como Perona, derribado en su Mirage IIIEA en Malvinas, se subieron a los Mirage IIICJ y despegaron rumbo a Río IV nadie lo mencionaba, pero había algo de suicida o de muy loco ponerlos a volar.
Esos daños a la vista no eran desafío para la excelente mano de obra técnica de Río IV, capaces de transformar a los Dagger en versiones Finger que al salir del área material lucían como aviones nuevos. El problema eran los daños estructurales sólo visibles con rayos X.
IAI Dagger convertidos en Mirage Finger en Río IV
Uno de los 23 aviones llegó destruido por problemas en el viaje en barco. Los restantes fueron acondicionados y se desplegaron en la base del Plumerillo en Mendoza y en Río Gallegos. Hubo algunos accidentes graves. Modificaciones israelíes le habían cambiado el centro de gravedad al avión y provocaba comportamientos diferentes en vuelo a aquellos pilotos acostumbrados a volar Mirage IIIEA.
Ya para 1984 hubo un revuelo en el edificio Cóndor. Un país, que algunos mencionan como Nicaragua, se mostró interesado en comprarlos. Se prepararon con raro entusiasmo carpetas e informes pero no pasó de eso.
Mirage IIICJ volando en cielos argentinos
Los Mirage IIICJ fueron comprados sin el enorme lote de repuestos que tenía la Fuerza Aérea Israelí, los que fueron vendidos de a poco a precios muy altos, en algunos casos, el doble de precio que el original francés.
Luego de más años de servicio de lo que se pensaba fueron dados de baja los que quedaban aún en vuelo. Pasaron a adornar plazas y museos, en muchos casos simulando aviones M IIIEA y Dagger con matrículas de aviones con destacada actuación en Malvinas.
Mirage IIICJ en el MAM
Mirage IIICJ representando al Mirage IIIEA I-019 de Gustavo Argentino García Cuerva, abatido por la artillería antiaérea propia en su aproximación de emergencia al aeropuerto de Malvinas.
Sólo uno permaneció activo para ensayos de vuelo siendo el último Mirage de la serie C en volar en el mundo.
Israel le pidió a la Fuerza Aérea Argentina que le envíe el avión #159, pues era el Mirage IIICJ con mayor cantidad de victorias en los cielos del Medio Oriente. Fue enviado con un valor simbólico de 1 dólar. Por un tiempo estuvo expuesto en el Museo del Aire en Israel, conservando marcas argentinas y con el agregado de las victorias.
Luego fue reemplazado en el museo con el #111, accidentado en 1969. Se conservó su fuselaje y se le pusieron alas de un Nesher:
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