Eran las 21 horas cuando las alarmas sonaron en la ciudad. Ordenaban el oscurecimiento inmediato del centro de Buenos Aires y las zonas ribereñas. Se encendieron los reflectores y comenzó la sacudida de los cañones antiaéreos en parques y plazas.
El 23 de noviembre de 1943 se ejecutó el simulacro planeado por el Ejército Argentino para la práctica de la defensa de Buenos Aires contra los bombardeos aéreos tal cual estaban sucediendo en Europa:
Al ser nocturno el simulacro, el ejército pidió colaboración a la Aviación Naval, la única capacitada para la navegación nocturna en escuadrilla, que partió de la base de Punta Indio rumbo a Buenos Aires, la misma ruta de 1955. El ejército contaba con su aviación pero aún deberían pasar unos años para que Perón creara la Fuerza Aérea Argentina. Para la población fue una rareza y una novedad. Estaban avisados. Para el bombardeo real en la Plaza de Mayo de 1955 no avisaron a nadie y nadie fue condenado por eso, la semilla de las impunidades de 1976.
Se simuló un incendio en el puerto, donde actuaron los bomberos y Defensa Civil. La policía reportó pocos casos de desobediencia al oscurecimiento. Se consideró un éxito.
Recibieron las felicitaciones del entonces presidente de facto Pedro Pablo Ramírez, un veterano de la Primera Guerra Mundial al servicio del Imperio Alemán. Ya era teniente del Ejército Argentino cuando partió hacia la guerra ajena.
La Aviación Naval empleó una escuadrilla de 6 aviones Vought O2U Corsair y 5 Glenn Martin B-10 comandadas por los tenientes de fragata Adolfo Baca y Pío Ceballos.
Vought O2U Corsair
Glenn Martin B-10
Este Glenn Martin B-10 es el único sobreviviente y se encuentra en el National Museum of the USAF en EEUU. Pintado con otros colores e insignias en realidad fue un B-10 de la Aviación Naval Argentina donado en 1970.
Enterados de la existencia del último B-10 el museo se contactó con las autoridades argentinas. Se conservaba en la ENET Nº1 "Jorge Newbery" para la instrucción de los futuros técnicos aeronáuticos. En esta escuela industrial de Haedo aún mantienen en funcionamiento una turbina Rolls Royce Derwent V en un impecable Gloster Meteor:
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