En los años '60 hubo otra carrera además de la espacial dentro de un clima de guerra fría para las potencias y de guerra muy caliente para el resto, la del avión supersónico de pasajeros. El concepto SST.
En EEUU firmas como Boeing, Lockheed, Convair y Mc Donnell Douglas comenzaron con sus diseños. Convair llevaba una ventaja, usó como base el diseño del bombardero supersónico B-58 Hustler para su Convair 58-9:
Lockheed diseño su L2000:
Mc Donnell Douglas también hizo el bosquejo de su SST:
Lo de Boeing fue más ambicioso con su L2707:
Llegó a construir una maqueta de su modelo con alas de geometría variable, hoy en un museo:
Se hizo mercadeo con representaciones artísticas con los colores de las aerolíneas que ya lo habían pedido, de hecho antes de cancelarse tenía más pedidos que el Concorde:
También se lo podía conseguir en escala para armar:
Pero el desafío tecnológico era enorme. Entre otros problemas, en los '60 aún no se habían desarrollado los materiales que requerían las altas temperaturas en las superficies del avión en suelo supersónico. Para Boeing fue un fracaso que les hizo retumbar sus finanzas.
A la corriente de ambientalistas contra el vuelo supersónico se le sumó la legislación que prohibía sobre territorio de EEUU la rotura de la barrera del sonido. Claro que todos se pusieron de acuerdo, ambientalistas y gobierno, luego que los proyectos propios del avión SST fracasaran uno tras otro en EEUU, un país sobrevolado las 24 hs. los 365 días del año por octorreactores B-52 volando en la estratósfera y cientos de cazas de la USAF rompiendo la barrera del sonido a cada rato.
A la llegada de los Concorde desde Londres y París a Nueva York se veían manifestaciones de ambientalistas rechazando el avión mientras su gobierno continuaba con sus cientos de ensayos nucleares. Los medios hicieron su parte, la de siempre. Desprestigiaban la nueva tecnología que sí había sido conseguida por los europeos, Francia e Inglaterra con el Concorde y la URSS con el Tupolev Tu-144:
El Tupolev SST tenía poca autonomía, su defecto mayor y el accidente en su exhibición en Le Bourget no fue su mejor carta de presentación. Volaron en Aeroflot sólo unos meses. De los 16 construidos algunos siguieron volando en vuelos especiales incluso de carga. De todos los aviones SST, desde los que no pasaron del dibujo, la maqueta o que volaron el Tu-144 fue el primero que alcanzó el vuelo supersónico comercial.
El Concorde en cambio fue operado décadas por Air France y British Airways. Su final lo marcó un accidente provocado por los restos dejados en la pista por un Mc Donnell Douglas DC-10. Muchos Boeing b-747 se han accidentado por motivos propios y a nadie se le ocurrió sacarlos de servicio.
El Concorde fue la envidia de EEUU y como país rencoroso que es le planteó todos los bloqueos posibles. Otro motivo de su salida de servicio fue su alto costo operativo, que hubiera sido mucho menor si el avión se hubiera vendido en cantidad de la escala de EEUU. Se fabricaron 20 unidades.
El Concorde fue la envidia de EEUU y como país rencoroso que es le planteó todos los bloqueos posibles. Otro motivo de su salida de servicio fue su alto costo operativo, que hubiera sido mucho menor si el avión se hubiera vendido en cantidad de la escala de EEUU. Se fabricaron 20 unidades.
En un museo en Alemania se pueden ver hoy el Concorde y el Tupolev Tu-144 juntos:
La cabina del Concorde, en 1970, comparada con la de un Boeing B-787 del 2012. Las computadoras redujeron la eléctrónica e incluso los puestos de trabajo, desapareciendo el puesto de ingeniero de vuelo.
Tal vez como metáfora de estos tiempos de iPad, Tabletas y el resto de espejos de colores, el B-787 muestra sus coloridas pantallas digitales, mucho diseño moderno, mucho plástico, pero el avión tarda el doble para cruzar el Atlántico que el Concorde, el mismo tiempo que tardaban los aviones convencionales como el Boeing B-707 en 1970 hace más de 40 años.
Lo hacen gastando menos combustible, con un tripulante menos, sacando las aceitunas para ahorrar, todo en un avión más seguro, pero ni un poco más rápido.
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