sábado, 14 de abril de 2012

REMAGEN: Un puente demasiado cerca

El 7 de marzo de 1945 los aliados llegaron al Rhin y se encontraron en Remagen con el puente Ludendorff sin haber sido volado por los alemanes, construido durante la Primera Guerra para enviar tropas al frente occidental.

Durante 10 días las tropas cruzaban el puente mientras los regimientos de ingenieros trataban de mantenerlo en pie. 

Hitler respondió con ataques de bombas V2 y aviones Arado Ar-234 con bombas de 1.000 kg, el primer bombardero a reacción, además de hacer fusilar a los oficiales alemanes responsables de no haber volado el puente. De las 11 bombas V2 la más cerca pegó a 200 metros, pero con una velocidad Mach 3, producían temblores de tierra.

La combinación de los ataques derrumbó el puente el 17 de marzo, llevándose consigo a 28 ingenieros de EEUU. De todas maneras las orillas orientales del Rhin ya estaban consolidadas a través del puente y otros de pontones construidos a toda prisa.

El resultado fueron enormes bolsones de tropas alemanas rendidas. Se las concentró en lugares abiertos llamados "Enclosures". Los más notables fueron los de Remagen, Sinzig y Andernach.

A diferencia de los primeros prisioneros capturados en África y enviados a campos de concentración, tratados con extremos cuidados por personal que no había estado en Europa, estos nuevos prisioneros recibieron un trato cruel por parte de Eisenhower, que venía de sufrir la ofensiva de las Ardenas y de ver con sus propios ojos los campos de muerte del Holocausto.

En terrenos abiertos, contruyendo cuevas en las tierra tapados con lonas, hacinados recibían por órdenes estrictas una ración de comida y agua insuficiente. Si un guardia pasaba comida recibía corte marcial. En una primavera fría y húmeda, sumado a la disentería que se disparó, el barro y los obstáculos hasta poder llegar a las zanjas que oficiaban de letrinas, los prisioneros débiles terminaban acostados sobre sus excrementos. Los camiones empezaban a sacar decenas de cuerpos hacia las fosas comunes.

La comida no faltaba en el almacen de la cocina. El agua tampoco. Pero la orden era clara, que revienten de hambre. Algunos prisioneros, desesperados de sed, corrían por los terrenos que los separaban del río. Para los guardias era una cacería de ciervos. La mayoría no había estado en combate. Eran parte de los refuerzos a los que se les había acortado su instrucción militar en EEUU ante las bajas de la ofensiva de las Ardenas.

A las tropas en Europa que habían estado en combate no les costaba nada dejar en ridículo a las tropas destinadas a funciones como las de los guardias de enclosures. El resentimiento lo recibían los prisioneros alemanes. Incluso las mujeres, pues en Andernach tenían prisioneras a mujeres rubias, seleccionadas por belleza, forma y estatura para tener hijos con miembros de las SS, ahora en manos de tropas de EEUU que incluso de los franceses recibieron quejas por el alto índice de violaciones a civiles en Francia. No faltó el capitán que para demostrar su hombría puesta en dudas por las tropas combatientes, descargó su .45 sobre esas mujeres.

Aún flamea la bandera de EEUU

Al caníbal nazi se lo estaba comiendo EEUU, que no conocería en adelante saciedad para su apetito. De la Europa en llamas se llevaría para trabajar para el nuevo imperio al otro lado del Atlántico desde diseñadores y contructores de armas de destrucción masiva hasta torturadores de las Gestapo.

 Restos del puente en 1953 y en 2012:

Paisaje actual de enclosures en Remagen:


Videos a color de Remagen:


Lectura complementaria:

EEUU: De la desnazificación a Guantánamo

Moscú, 17 de Julio de 1944: El día que los alemanes desfilaron sobre su propia mierda

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