Para la cumbre de la OTAN en Chicago la policía espera a los manifestantes con cañones de sonido. Aturde, descompone, asfixia, según cuanto al que está con el casco se le de por darle al potenciómetro. Ante la tendencia Robocop de los antimotines, los cañones sónicos, los cañones de microondas que producen calor en los manifestantes que viven por un rato su "Tiempo de cocción", se viene la dominación represiva por medios invisibles. Como los nuevos lanzagases de la Metropolitana, entre otras, con gas irritante invisible, donde el manifestante no ve el humo a esquivar como si lo hacía con el viejo gas lacrimógeno.
El policía que camina por el barrio, sigue de azul y pistola 9mm, como hace 50 años y como hace 50 años debe pagarse sus balas si quiere estar entrenado en su uso. Los policías dedicados a la represión de las manifestaciones sociales también son azules, pero parecen recibir toda la atención en proveerlas de la última tecnología. En Argentina desde mitad de los '90 se empezaron a ver en las policías provinciales, de endémico mal equipamiento, las nuevas armaduras y hasta algunas escopetas automáticas Benelli, un lujo.
En un país con un índice de robos y asesinatos creciendo sin parar, aunque no tan reflejado en los medios de la época, cuyos patrimonios crecían también sin parar, los presupuestos se consumían en prepararse para la protesta social de los millones dejados de lado por el neoliberalismo.
Hoy EEUU ya aplica tecnología del año 802.701 y manda sus morlocks a disciplinar a los humanos para que entren en la Esfinge. Ya nos lo había anunciado H.G.Wells.
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