Cuando el embajador Martin asumió por fin que el desbande del ejército sudvietnamita era un hecho y que la caída de Saigón era cosa de días, se sintió en la necesidad de gestos humanitarios estadounidenses que laven un poco la imagen de la potencia mundial vencida por un ejército inferior en todo menos en voluntad y número. A Gerald Ford le gustó la idea y lo anunció a la nación.
La evacuación de huérfanos vietnamitas ya se venía dando por organizaciones humanitarias. Martin vio que podía ser una buena noticia para la prensa que el gobierno de EEUU hiciera un puente aéreo para sacar niños de Saigón rumbo a Australia.
La selección de los niños no fue muy afortunada. Se vaciaron orfanatos pero hubo niños que no eran huérfanos y sus madres los buscaban. Las plazas de los C-5 Galaxy no eran completadas sólo por niños. Se disimulaba la salida de personal femenino y de esposas de militares como enfermeras para cuidar a los niños. La idea era no crear pánico en los vietnamitas que trabajaban en las dependencias de EEUU, que temían ser abandonados, como habían sido abandonados los de Hue y Da Nang a medida que avanzaban los norvietnamitas.
Para el pimer vuelo de la Operación Babylift se envió a Vietnam un C-5 Galaxy que venía siendo canibalizado para mantener operativos otros C-5. Partió con problemas en el portón de cola.
Con todos los niños y mujeres a bordo el C-5 despegó de Tan Son Nhut el 4 de abril de 1975. Ya con la cabina presurizada el portón de cola reventó por un anclaje faltante lanzando al vacío a los más próximos y arrancando cables y cañerías hidráulicas que harían ingobernable al avión. Cayeron las mascarillas pero no servían para los bebés. Los pilotos trataron de volver a Tan Son Nhut pero el avión pegó de panza sobre un arrozal, cruzó el río Saigón y cayó en otro arrozal donde se partió en pedazos.
Los que se veía en el campo era dantesco. Heridos llevando niños en gravísimo estado, caminando aturdidos. Más rápido que los auxilios fueron llegando vietnamitas de los barrios de chapas que habían crecido en Saigón producto, en una primera fase, de las evacuaciones de aldeas programadas para dejar al Vietcong sin apoyo logístico y ya para esos días los miles y miles de refugiados que huían al sur desde Hue, Da Nang y Nha Trang.
Se llevaban objetos de valor, comida y también repuestos. Las cajas negras del Galaxy los investigadores, enviados desde EEUU al horno candente del Saigón de los últimos días, las consiguieron en el mercado negro de repuestos aeronáuticos.
Murieron unas 150 personas. La mitad niños. Los pilotos sobrevivieron. La doble moral del imperio. Para aprovechar los vuelos de los Galaxy se enviaban con armamento para el ejército sudvietnamita, bombas que seguirían matando civiles vietnamitas, entre ellos niños.
Vietnamitas evacuados en la operación Babylift a los 35 años del hecho:
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