Unas 800 camionetas se desplazan hacia Beni Walid, luego de Sirte, la nueva ciudad Mártir, de lo que alguna vez fue la Jamahiriya, la unión de tribus que posibilitó tras 42 años de revolución verde, poner a Libia de pie, con crecimiento económico, con reparto social de las regalías petroleras, con universidades públicas gratuitas para todos y todas. Porque antes que el Occidente judeocristiano les tire la sharia encima con Al Qaeda las libias si querían dejaban volar sus rulos al viento.
EEUU, el Nobel de la Paz 2012 la Unión Europea y Qatar, monarquía gobernada por la misma familia desde hace 187 años nos contaron a través de la massmedia en 2011 que los 42 años de Khadafi en el poder ya eran suficientes, como hoy con Al Assad. No podían argumentar el burka como en Afganistán. Inventaron un ataque aéreo a una manifestación en Bengasi.
Nada de falsa bandera, ni esa molestia, lo inventaron como lo demostraron los datos de los radares rusos. De lo demás se encargó la massmedia y su imaginación para los relatos que indignen a la masa crítica, que mientras perdía sus casas y empleos en Europa debían consentir que se realicen más de 20.000 misiones de combate en Libia a un costo de vaya a saber cuánto.
Y lo lograron, hasta la izquierda se alegró que la OTAN vaya a voltear al gobierno de Kadhafi. Eso sí, los titulares eran copy&paste en diarios de derecha y de izquierda. Es algo que le suele pasar a los que gobiernan con reparto social aprendido del peronismo de los '50.
Tal vez muchos al ver a Kadhafi y a Al Assad piensan que está bien, que por dictadores deben irse. En la estructura del poder real la familia Bush sigue cogobernando con las otras grandes familias del Skull&bones los EEUU y padre e hijo Bush se van a morir de viejos rodeados de extraordinaria riqueza personal habiendo cometido genocidios alrededor del mundo. Nixon fue otro.
Ninguno pagó ni con 5 minutos de cárcel. Kissinger sigue digitando desde el Club Bilderberg, sin que los que denunciaban contenedores de Viagra en Trípoli hagan nada por enjuiciarlo por los millones de muertos del plan Cóndor y del Sudeste Asiático.
Y nos cuentan de Kadhafi y Al Assad.
A Kadhafi lo corrían con sus exótica vestimenta, tan exótica como le puede parecer a un tuareg o a un warfalla ver a un alemán obeso, rubio, de piel rosada de cerveza, de casi 2 metros, vestido de tirolés, con pantalones cortos y tiradores. Con Al Assad no pueden, usa saco y corbata como ellos y encima aunque se enoje o se le caricaturice su cara no pasa ni de casualidad un casting de villano de Marvel Comics.
Kadhafi sí, era ideal para el impresionable lector occidental.
Kadhafi gobernó Libia con peronismo aplicado en un país de tribus que además es un desierto. Sin agua, emprendió una de las obras civiles más grandes del mundo, el Gran Río Hecho por el Hombre, para llevar agua a las ciudades y lograr en el desierto zonas cultivables para la soberanía alimentaria.
Tenía reservas de oro suficiente para que África tuviera moneda única. La Unión Africana que Occidente ahora usa para regular Somalia nació en Sirte y hasta Mandela apoyaba lo que se venía en África, Jamahiriya continental africana que incluía las minas de diamantes de Sudáfrica. No a lugar.
Lo cazaron como caza el hombre blanco en África, de lejos y con grandes calibres dejando su cuerpo para las hienas y buitres repletos de metanfetaminas. Hasta para perros colombianos que quién sabe como llegaron a Sirte, tal vez desde Palanquero en un C-5.
Del oro de Kadhafi la massmedia no habla más.
Pero no terminó para los Warfalla de Beni Walid, que nunca bajó la bandera verde. Dentro de siglos las tribus hablarán de Sirte y Beni Walid y algunos pensarán que es leyenda. La ayuda humanitaria desde Bengasi enviada ante la presión de protestas en Bengasi y en Trípoli para que detengan a los de Misrata fue detenida y confiscada en el puesto de Sadada. Los warfalla están agotando los suministros médicos y alimentos.
Los warfalla no son un grupo terrorista de una lista de Washington. Son familias. Ancianos, mujeres, niños pequeños, y adolescentes y adultos que defienden a muerte la ciudad porque saben que de rendirse los misrata los degollarán de todas maneras.
"We came, we saw, he died", dijo Hillary, con el cuerpo de Kadhafi aún tibio.
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