Héctor Villalón fue muchas cosas y de todas salió impune, al punto que morirá de viejo y millonario en San Pablo, Brasil, país donde pasa sus últimos años. Aunque lo niegue es el tipo de impunidad que sólo se alcanza con habilidad personal pero además cuando detrás hay un activo y protector servicio de inteligencia como es la CIA.
Héctor Villalón
Fue representante exclusivo de los habanos cubanos en Europa. Gran negocio que sólo se cortó cuando Fidel se dio cuenta que lo robaba a cuatro manos. Fue delegado de Perón desplazando a Cooke, quien le había conseguido el negocio de los habanos.
Para los '70, de la mano de la CIA, trajo un extraño negocio pantalla, hacer una especie de Disneyworld en la Triple Frontera, punto de encuentro de territorio brasilero, paraguayo y argentino. Los personajes reunidos para la ocasión incluían al ese entonces intendente de Avellaneda, Herminio Iglesias:
Fue hombre de mil negocios y secuestrador, cabeza del secuestro del presidente de la FIAT en Francia Luchino Revelli-Beaumont, a quien lo mantuvo cautivo durante 89 días en 1977 en París. Los había presentado Perón años antes en Puerta de Hierro, su lugar de exilio en Madrid, aclarándole a Revelli-Beaumont que Villalón era un traidor.
Una ensalada donde confluían Lucio Gelli y la P2 y la familia Agnelli y un secuestro disfrazado de tema político donde lo único que contaba era la intención de sacar 30 millones de dólares para fundar un banco. Tal vez los argentinos que formaban la banda se movían bajo convencimientos de lucha obrera, pero para Villalón era un negocio más. Un pragmático.
Revelli-Beaumont
Villalón, quien se le sindica ser el mentor de las FAP, Fuerzas Armadas Peronistas en los '60, coqueteaba en los '70 con el Almirante Massera en la dictadura, comandante de la Armada Argentina, fuerza que realizó en eso años compras de naves de guerra a Gran Bretaña y Alemania por miles de millones de dólares.
Villalón se relacionó con líderes de tendencias variopintas, Allende, De Gaulle, Torrijos y con el canciller de la revolución iraní Sadegh Ghotbzadegh. A través de ese contacto consiguió algo que era muy difícil en 1979, una visa iraní para Albino Gómez, quien se encargaría de convertir al diario Clarín en el diario occidental con noticias exclusivas de la toma de rehenes en Teherán a través de lo que Albino Gómez llamó sus gargantas profundas, Ghotbzadegh y Villalón. Que la esposa de Villalón haya sido de apellido Herrera, como la viuda de Noble dueña de Clarín, tal vez sea pura casualidad.
Ghotbzadegh y Khomeini en el vuelo París-Teherán desde el exilio
Ghotbzadegh moriría fusilado en Irán en 1982, país que entró en guerra con Irak, guerra que para Villalón pasaría a ser un gran negocio. Porque todos terminaban detenidos o morían alrededor de Villalón, pero él siempre salía indemne.
Ghotbzadegh fue acusado de participar en un complot para aseisnar a Khomeini.Las armas de EEUU e Israel llegaban a Irán con triangulaciones de dinero que incluían a los Contras de Nicaragua y la cocaína de Centroamérica, todo comandado por Oliver North.
No fue raro entonces que el avión cargado de armas volando entre Israel e Irán, derribado en la frontera turca por un caza de la URSS, haya sido un Canadair CL-44 de Transportes Aéreos Rioplatenses, una empresa argentina. En el murieron tres miembros de la tripulación de nacionalidad argentina y el contrabandista de armas norteamericano Stuart Allen McCafferty.
La última aparición pública de Villalón fue al lado del falso ingeniero Juan Carlos Blumberg, quien hizo una brevísima carrera política canalizando la muerte de su hijo a mano de delincuentes comunes, para lo cual tuvo al lado un delincuente para nada común.
Parte de la data: Alejandra Dandan, Página 12 - José Manuel González Torga, Espacios europeos.
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