martes, 5 de febrero de 2013

Primera Guerra Mundial: A la primera batalla de Marne se iba en Taxi

Cuando von Kluck desvió sus tropas para auxiliar a von Bülow dos sucesos hicieron ver que que se podía intentar romper el cerco alemán que se cernía sobre París. El milagro que se pedía llegaba del lado alemán en forma de un mensaje interceptado sin codifcar, donde se hablaba del cansancio de las tropas después de haber perseguido a los franceses en su retirada hasta faltar 30 km de la torre Eiffel.

 von Kluck

von Bülow
 
Las alemanes cumpliendo el Plan Schlieffen del Estado Mayor le habían pasado por encima a Bélgica, a su ejército y el cuerpo expedicionario inglés enviado en su auxilio. Luego de hacer retroceder a los franceses las tropas necesitaban descanso. No lo tendrían.

 Gallieni

Al ver que el flanco de von Kluck se debilitaba de cara a París se preparó una ofensiva que comenzó el 2 de septiembre de 1914 al mando del general Maunoury . El gobernador militar de París, Gallieni, formó un regimiento y requisó todo el servicio público de taxis y colectivos y los envió con tropas al frente ante un ataque alemán el 7 de septiembre. 

Para el 15 de septiembre los alemanes se retiran al Aísne y ahí se plantan. 

2 de septiembre:
 
7 de septiembre:
 
 15 de septiembre:

 Maunoury

Las primeras trincheras una vez estancado el frente eran poco profundas, rectas, sin protección a los obuses que despedazaban a los hombres.

En Marne hubo 250.000 bajas estimadas de cada bando.  

Con el tiempo las trincheras sería más profundas, en zigzag, con estructuras y pisos de madera y morarían en ellas hacinadas las tropas como carne al matadero.

La mayoría de los generales franceses y el resto de los altos oficiales habían participado de la guerra Franco-Prusiana en 1870. Era hombres de otra época no de la era de la ametralladora. Las viejas cargas a la bayoneta que esos generales conservaban como románticos recuerdos heroicos se convertían en matanzas enormes.

Esos generales habían llevado a cientos de miles de soldados al frente vestidos con pantalones y gorras rojas, chaquetas azules. Sus cabezas eran rojos pájaros en el verde paisaje, en una guerra donde los francotiradores con mira telescópica poblaban las trincheras. 

Los generales alemanes los vistieron con un verde grisáceo mucho más prudente.

En ese frente estancado pasarían los cuatro años siguientes, ya con nuevos uniformes y cascos más adecuados, llegó Verdún y los muertos superaron el millón.

Memorial de la batalla de Marne

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