Alemania terminó de pagar la deuda que dio origen a la Segunda Guerra Mundial

Me costó creer al leer la noticia que Alemania seguía pagando la deuda producto del Tratado de Versalles luego de la Primera Guerra Mundial. Pensaba que estaba claro a esta altura para todos que en la Primera Guerra Mundial no hubo vencedores. Los que impusieron la deuda Francia y Gran Bretaña principalmente, cometieron el grave error de pensar que habían ganado una guerra en la que habían desangrado a sus sociedades al punto de peligrar la capacidad de aportar más carne fresca al campo de batalla.

Los generales de ambos bandos deberían hacer sido enjuiciados por genocidio, pues insistieron desde 1914 y no cesaron hasta 1918 de emplear tácticas de combate anteriores al invento de la ametralladora o los obuses de 420 mm, antes de la revolución industrial. Por eso los soldados morían a decenas de miles por día. 

Por eso repugna bastante ver en Invalides, sobre la tumba del Mariscal Foch, una estatua donde su féretro es sostenido por ocho soldados franceses, poilus, aquellos que morían como vacas en el matadero gracias a la impericia del que la historia oficial ahora les hace cargar para al eternidad.

Pensarse vencedores en Versalles les hizo imponer a Alemania condiciones humillantes. La deuda impuesta era colosal y aseguraba la pobreza en Alemania por varios años. Fue en ese caldo donde un austríaco, de esa Austria perdonada de la que sólo se asocia al vals, surgió para canalizar el descontento en una aventura criminal. De no haber sido Hitler habría sido cualquier otro fideo que andaba dando vueltas en esa sopa.