A Adolfo Hitler no le alcanzaba en el '33 con la patota nazi rompiendo todo. Con eso sabía no llegaba a nada. Necesitaba a la alta sociedad alemana y esta se le entregó en el momento justo, sorprendida por el incendio del Reichstag, que al igual que hace EEUU con sus crímenes políticos y autoatentados, se culpó a un holandés deficiente mental que casi no hablaba, con un juicio de rigor seguido por toda la nación.
Marinus Van der Lube
Cuando el Imperio Británico comenzó su revolución industrial viendo que Alemania copiaba sus productos, obligó a poner Made in England en los productos como sinónimo de calidad y así diferenciarlos de los fabricados en Alemania que suponían menor calidad. Con el tiempo el obligado Made in Germany sobrepasó en la consideración del público al Made in England. Hoy en día casi no vemos productos que lo digan.
Le dieron el apoyo cuando a Hitler no le quedaba un marco en el bolsillo y sabemos que sin dinero llegar hasta el más alto poder en la Alemania de cualquier época siempre fue complicado.
Allí estuvieron los grandes industriales de Alemania aportando lo suyo. Hoy cualquiera que se apellide Hitler está en graves problemas para conseguir un trabajo, la oficina de RR.HH. seguramente iría mucho más a fondo en sus antecedentes con respecto a otro candidato para el empleo.
Sin embargo nombres como Krupp, Siemens, Mercedes Benz, Osram, BMW, Porsche, Bayer y tantas otros son sinónimo de perfección alemana. Tal vez una de las causas de la imagen más aberrante de Hitler por sobre genocidas a la par de él, incluso contemporáneos como Stalin, sea que Hitler lo hizo en forma industrial. Tenía con qué. ¿O las llaves de luz de Sobibor eran General Electric?
Prisioneros de Auschwitz en Siemens
Además claro de haber sido Hitler el Saddam de la época, un enemigo común para las potencias, siempre hambrientas para comerse al caníbal.
Por lo pronto centrar todo en Hitler le vino muy bien a muchos. La clase media y la clase alta alemana, la que se suponía ilustrada, fue engañada por un cabo homosexual que se rodeó de lo peor de los callejones de Austria y Alemania, degenerados, asesinos, pendencieros e incultos. Fueron los que tomaron el poder patoteando.
Luego nadie sabía nada, ni de los campos de concentración donde las chimeneas, según el viento, les mandaban olor a muerte sobre sus pueblos. Tampoco veían a los esclavos entrando a las fábricas. Pobres alemanes, todos engañados por un esquizofrénico. ¿No será mucho?
Los que no vieron nada viendo todo
Por algo las administraciones alemanas de las posguerra si algo no hicieron es ejercicio de la memoria. Tardaron décadas en reconocer a aquellos que se opusieron a Hitler, mantenidos como traidores a la patria aún con miles de libros describiendo el Holocausto. Basta leer a Wiesenthal y saber de la poca colaboración que se recibía de esa administración en los años siguientes al fin del conflicto mundial.
Hoy la alta sociedad alemana sigue siendo la alta sociedad alemana. Ningún mea culpa. Siguen con sus emporios de familia. Se compran entre ellos, van y vienen y siempre son los mismos.
Que empresas como Osram en Argentina hayan tomado de empleados a fugitivos nazis con pasaportes falsos tanto de los circuitos de fugas nazis o los del Vaticano vía Génova, que Mercedes Benz haya entregado a sus delegados a los asesinos durante la dictadura del '76 o que Siemens haya tenido un Galtieri en su directorio habla de coherencia.
Y así en todo Latinoamérica. La representación de Mercedes Benz en Nicaragua hasta 1979 la tenía Anastasio Somoza.
Hoy la mayoría de las empresas alemanas son el motor económico de Europa. Cuando aparezca otro Hitler no dudarán en darle su apoyo, nunca tuvieron mano de obra más barata como en esos años, así fueron y así serán.
1 comentario:
Bueno es conocida la historia de IBM aportando sus equipos para el procesamiento de toda la informacion que generaban los campos de exterminio.
El dinero no tiene fronteras ni moral.
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