La mayoría de las imágenes que nos llegan de Libia muestran a rebeldes en camionetas con lanzacohetes de diversos calibres. Pocas armas de las modernas tiene una precisión tan mala como los cohetes.
No se pretende, lanzados en cantidad saturan una superficie apreciable. Mientras las únicas intenciones manifestadas por Occidente fueron sobre la protección de civiles, dejar a los rebeldes usar esas armas se daba de culo con eso.
La información de los medios corporativos fue la de mostrarlos lanzándolos sin mucha cuestión en cuántos civiles habría en el lugar de impacto, sin salirse del guión del heroísmo de raros rebeldes que portan banderas monárquicas y de potencias occidentales que siempre se cobran con creces las ayuditas. Los libios tuvieron a los romanos, los turcos, los italianos, los alemanes y los ingleses invadiendo esos lares, deberían saberlo, pero cipayos hay en todas partes.
Hoy los tiró Khadafi y ahora sí nos muestran donde caen.
De todas maneras, nadie muere del lado de Khadafi por el fuego rebelde o las bombas de la OTAN, te lo dice el diario El País que piensa que aún a EEUU el mundo le cree algo:
Raro de un medio español, siendo que gracias a la mentira del U.S. Maine manejada por diarios como el de Pulitzer, EEUU se quedó con los restos del imperio español: Guam, Puerto Rico, Cuba y Filipinas.
Pero estamos en una de buenos muy buenos y un malo malísimo. Debemos superar de una vez el sindrome Combat in color, Vic Morrow se murió, cuando Occidente marca a uno como bueno deberemos averiguar primero por qué.
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