Irán y Gadafi nunca se llevaron bien, entre otras cosas porque fueron, dentro del Islam, modos radicalmente distintos de entender el Islam. Para los iraníes, Gadafi era un ateo sino un hereje, y para Gadafi (que era un beduino italianizado y una especie de sufí hedonista) los ayatolás eran unos fanáticos. Los chíitas libios estuvieron desde siempre contra el "satánico" Gadafi. Lo demás es realpolitik. A Irán le conviene mucho que el nuevo desgobierno "democrático" de la Cirenaica le piuda ayuda, entre otras cosas porque eso le quita espacio a los halcones de EE.UU. para ensayar un ataque sorpresa. Por lo pronto éste no parece que vaya a producirse mientras el "gobierno libio" esté en Teherán. Algo es algo.
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Irán y Gadafi nunca se llevaron bien, entre otras cosas porque fueron, dentro del Islam, modos radicalmente distintos de entender el Islam. Para los iraníes, Gadafi era un ateo sino un hereje, y para Gadafi (que era un beduino italianizado y una especie de sufí hedonista) los ayatolás eran unos fanáticos. Los chíitas libios estuvieron desde siempre contra el "satánico" Gadafi. Lo demás es realpolitik. A Irán le conviene mucho que el nuevo desgobierno "democrático" de la Cirenaica le piuda ayuda, entre otras cosas porque eso le quita espacio a los halcones de EE.UU. para ensayar un ataque sorpresa. Por lo pronto éste no parece que vaya a producirse mientras el "gobierno libio" esté en Teherán.
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