Los jóvenes pobres del norte de África tienen su Ezeiza, como se dice en Argentina o su Barajas en España, cuando durante las crisis se le da a la esperanza de un joven el nombre del aeropuerto de salida del país. Es el aeropuerto de Bengazi, Libia y rumbo a Siria.
El que regala los pasajes y hasta les da dólares es el libio Abdelhakim Belhaj, un liberado de las cárceles de Kadhafi gracias a la OTAN y para la cual trabaja.
Abdelhakim Belhaj es de Al Qaeda, una organización terrorista comodín, que la OTAN la combate por un lado y por otro la usa para voltear gobiernos y destruir estados incluídas sus infraestructuras. Es o fue, vaya a saber en Libia hoy quién es qué cosa, jefe militar de Trípoli y lo fue mientras la visitaron exultantes Sarkozy y Cameron rodeados de cipayos y hasta un "filósofo" sionista, Bernard-Henri Lévy.
A esos jóvenes árabes del Magreb, una vez llegados a Bengazi, los atiende en su agencia de viajes, una oficina en el Ministerio del Interior. Les da dinero, entrenamiento militar aceleradísimo, no hay tiempo, no pasan una noche en Turquía y así los mandan a morir en Siria, porque mueren como patos.
Algunos son alcohólicos, drogadictos. Al entrar en la yihad hacia Siria les espera algo que los unificará. Miles y miles de metanfetaminas de uso militar provistas por la OTAN como si fueran caramelos.
Gente vuelta muy loca es la que le tiran encima al pueblo sirio. Enfrente hay un Ejército Sirio profesional, que aplica tácticas prolijas de combate urbano. Los jóvenes del Magreb descuidan sus flancos, se exponen a las zonas de tiro dando blancos fáciles y caen uno tras otro. Son carne de cañón como hace muchas décadas no se veía emplear en una guerra.
Es que si esos jóvenes antes de ir a Bengazi estuvieron leyendo El País, El Mundo, Le Figaro, Le Monde y cuanta prensa corporativa estuvo a su alcance, el relato unificado que recibieron fue el de románticos rebeldes en su lucha por la democracia bajo las garras de un dictador asesino.
Y cuando uno lo ve Al Assad....Porque de Kadafhi se puede entender que los millones que leen esos diarios les entre fácil cualquier demonización exagerada que se haga de cualquier detalle de Kadhafi, tan sólo por cómo se vestía, tan lejos del look occidental que lo "normalice" a la vista del lector, pero Al Assad podría ser el novio de una tía de la mayoría de los que leen esos diarios, ni más ni menos hijo de puta que lo que pueda ser el novio de la tía, menos de lo que son Sarkozy o Cameron, para lo cual, es cierto, no hay que hacer mucho esfuerzo.
Además, esos diarios y tantos otros, incluso aquellos diarios de la desnudada por la invasión a Libia izquierda otanista, les dan a miles de jóvenes del Magreb titulares que dan certezas, que la guerra se está ganando. Los cadáveres con los pasaportes en el pecho mostrando que no son sirios, tomadas por el Ejército Sirio, son censuradas por las corporaciones dueñas de esos diarios y dueñas de los culos de sus periodistas, porque atentan con la estrategia global de desinformación.
Las madres del Magreb ven sus hijos partir para luego no recibir más noticias. Más de 3.500 tunecinos fueron a Siria, los libios enviados son más, no hay datos, salvo en las planillas de embarque de los Boeing C-17 qataríes que los transportan a Turquía o Jordania.
Se sabe además que hay muchos tunecinos muertos por Francia en el norte de Malí, con Al Qaeda. Francia en Malí los mata, en Siria les da balas y metanfetaminas.
Esta falsa paradoja sólo queda en paradoja gracias a la prensa corporativa global. No resistiría miles de editoriales preguntándose por qué EEUU y la UE quitan derechos civiles a sus poblaciones en nombre del terror de Al Qaeda y luego son socios de Al Qaeda en las aventuras coloniales.
Abdelhakim Belhaj les regala el "All Death inclusive", todas, la muerte ajena y la propia.
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