sábado, 29 de mayo de 2010

VUELTA DE OBLIGADO - La victoria que Mitre nos negó

La batalla de la Vuelta de Obligado es uno de esos hechos históricos ninguneados por la historia oficial de Mitre, la que nos hicieron comer en la primaria y la secundaria, la que el diario La Nación del mismo Mitre se encargó de hacerla doctrina, apoyando a aquellos gobiernos que la respeten y ayudando a expulsar a los gobiernos que intenten cambiar el relato.

Hoy que estamos tan atentos a los falsos relatos de los medios tenemos claro que la Historia Argentina aprendida por muchas generaciones, la que les enseñaron a los hijos de inmigrantes europeos, responde al relato de Mitre. Es como si la Historia Argentina de los últimos 50 años incluyendo el desbarranco obsceno del relato actual se estudiara dentro de 100 años en libros hechos con recortes del diario La Nación. Imagínenlo nomás.

¿Por qué las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807 son las únicas que se las llama invasiones inglesas? ¿Por qué no incluir la de 1833 a Malvinas y la de 1845 por el río Paraná?

Porque los dos hechos les pasó a los argentinos durante el gobierno de Rosas y toda victoria o logro de Rosas debía ser borrado de la memoria a través de borrarlo de los libros, aún con hechos como la batalla de la Vuelta de Obligado, donde la sangre derramada tenía apellidos muy variados y ninguno era Rosas. Como con los logros de Perón lo que se elimina del relato siempre está cargado de esfuerzo, sangre y lucha del pueblo. Como en 1955, como los logros de Kirchner y Fernández en cuanto puedan, en cuanto nos distraigamos si no logramos la victoria hasta el final.

Incluso las Invasiones Inglesas dejaron de ser feriado, sin ser eliminadas del todo, se las fue poniendo como algo secundario, pero eso tuvo que ver con los años en donde el hijo de Roca decía que económicamente éramos parte del Imperio Británico.

Emociona visitar el lugar, poner los pies en los espacios ocupados por las baterías, lástima el descuido y el nulo mantenimiento a que se lo somete al sitio histórico.

Recuerdo ese tufillo en las aulas, ese dar la idea de la estupidez de las cadenas para parar la flota anglo-francesa, algo que nunca nos dijeron del aceite hirviendo que nunca fue. Porque se le ocurrió a Mansilla pero les pasó a los argentinos con Rosas y eso era suficiente. Se olvidaron de contarnos que la flota estuvo una semana a distancia deliberando estrategias al enterarse del dispositivo, siendo que el tiempo corría a favor de Argentina para organizar las defensas. Las cadenas hicieron peligrar la navegación y no fueron rotas a cañonazos como nos contaban los adultos cuando éramos chicos. Un marino inglés, el Capitán Hope, con un par de cojones grandes, se acercó en una chalupa y lograron cortarla a martillazos con un yunque montado a tal efecto. Pero a esa altura la flota había recibido una murra importante, dejándolos 40 días parados antes de subir el Paraná. Tampoco nos contaron que las cadenas se habían montado río arriba, cerca de Ramallo y fueron destruídas por un temporal días antes, por lo que se trasladó el dispositivo a Obligado.


Mansilla arengó a las tropas. Se cantó el himno con la banda de Patricios. La flota se acercaba. Hoy, a días de sentir tantas cosas por el Bicentenario, de conectarse con esas vibraciones, imaginen el momento de esas tropas al recibir de su jefe estas palabras:

"¡Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra Patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que recorre por el territorio de nuestro país. ¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Tremola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea!"

Lucio N. Mansilla

Los argentinos murieron alrededor de sus piezas, impactados por un armamento de nueva generación, como los cohetes Congreve y los proyectiles Paixhans, aptos para cañones de alma estriada, que le daban precisión y alcance superior al de las baterías argentinas, algunas traídas de San Nicolás y otras de la isla Martín García antes de ser tomada por Garibaldi, sí, el del monumento en plaza Italia, frente a la Sociedad Rural...

Proyectil Paixhans

Cohetes Congreve


A cargo de las batería Manuelita estaba el Tte. Cnel. de artillería Juan Bautista Thorne, nacido en Nueva York, quien fue sacudido por una explosión que le hace perder un oído, sin dejar el mando pasaría a ser conocido como el Sordo de Obligado. La Mansilla a cargo del Tte Palacios. La batería Brown estaba a cargo del hijo del almirante irlandés, Tte. de Marina Eduardo Brown y la Restaurador Rosas a cargo del Ayudante de Marina Alvaro Alzogaray. El último cañonazo lo envió el Tte. José Romero, quien ya sin municiones y desde el cañón puteó a garganta viva a los invasores hasta que fue ultimado.


En esos 40 días la noticia llegó a Europa en forma de victoria. Se pasearon por París banderas argentinas de los buques que conformaban la barrera, las que hoy están en Invalides. París tuvo una calle llamada Obligado hasta 1947 cuando se la llamó rue d'Argentine. Quedó un café que aún conserva el antiguo nombre.


También sirvieron esos días para curar heridas. En San Nicolás funcionó el hospital destacándose la figura de Petrona Simonino.

Detrás de la flota de guerra venían los barcos mercantes, como 40 años antes, cuando los barcos con telas inglesas fueron el furor de la alta sociedad Montevideana y Porteña de 1806 y 1807. Rota la barrera subían el Paraná en busca de cueros, yerba, tabaco, entre otras cosas.

Lo que sigue es lo que algunos llaman la batalla de Punta Quebracho. Si la encuentran en algún libro de la escuela, el Ibañez, el Manual del alumno bonaerense, el Péuser les doy un premio. Tampoco debe estar en los manuales que hace hoy Santillana, del grupo Prisa, el de Ignacio Polanco.

En realidad más que una batalla fue el descenso a los infiernos para los europeos. Apocalipsis Now, El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad pero con olor a locro.

Lucio N. Mansilla, padre de Lucio V., a pesar de su herida en el estómago con fractura de costilla, sigue a cargo de la misión y traslada baterías y tropa a las barrancas de San Lorenzo y Punta Quebracho (hoy Puerto San Martín). El paso de la flota fue atendido de ida y vuelta a su paso hacia y desde Corrientes con cañones colocados en altura y fuego de fusilería. Nada estaba a salvo. Estallaban las maderas de los buques en todos sus rincones.

Campo de la gloria del Combate de San Lorenzo. Esas mismas barrancas serían testigos, 30 años después, de otra victoria argentina.

Llegados a Goya y con las bodegas llenas la idea de tener que pasar por el mismo infierno los atormentaba. Un vapor de guerra partió de Montevideo para reforzar el convoy que volvía del norte, pero a su paso por San Lorenzo y Punta del Quebracho sufrió graves daños. Lo mismo les pasó a dos vapores recién llegados de Europa y mandados al caldero hirviente.

Tanto en Puerto San Lorenzo y en Puerto San Martín, lugar donde se emplazaron las baterías luego de la Vuelta de Obligado, hoy funcionan sendas cerealeras multinacionales que hacen desde hace años lo que la flota anglo-francesa no logró en su momento. Hay que echar a los mercaderes de nuestros santuarios patrios.

La vuelta fue peor. Se les tiró de todo a su paso. En 3 horas y media les dispararon 1400 tiros de cañón y 20.000 de fusil. Las naves se incendiaban. Los buques cargados con cueros se hundían, flotaban los cadáveres junto a fardos de yerba. A costa de 1 muerto y dos heridos, el 4 de junio de 1846, a 8 meses de la batalla de la Vuelta de Obligado, se vengaba a los muertos en las baterías hundiendo 6 barcos, la mitad de la flota que regresaba y ocasionando 60 bajas al enemigo.


Brasil fue el primero en valorar esta victoria. Con su río Amazonas que atraviesa el corazón de su territorio, necesitaba como la Argentina que se determine en tratados internacionales la soberanía de los países sobre la navegación de los ríos interiores, jurisprudencia que fue la consecuencia más importante de estos hechos. Ya en diciembre de 1845, antes de que la victoria argentina sea clara, el diario “O Brado de Amazonas”, de Río de Janeiro, publicaba: “Triunfe la Confederación Argentina o acabe con honor” y ”Rosas a pesar del epíteto de déspota (Perón, Kirchner, Chávez. ¿Les suena?) con que lo difaman sus enemigos, será reputado en la posteridad como el único jefe americano del sur, que ha resistido intrépido las violencias y las agresiones de las dos naciones mas poderosas del mundo".

En cambio, en Inglaterra, diarios como el Manchester Courrier y el Times informan sobre los negociados entre la casa Lafone, la Aduana de Montevideo y la flota invasora, terminando todo en escandalete.

Carta de San Martín a Guido, 10 de mayo de 1846: ”...los interventores habrán visto por este échantillon que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca...”

Carta de San Martín a Rosas: ”...la batalla de Obligado es una segunda guerra de la Independencia”

4 comentarios:

Julio Jaime dijo...

Gracias por este post.

Billii dijo...

Che muy buen post, me voy a poner a leer un poco más. tambien me gustó el de Garibaldi, soy de Rosario, y no sé quien fue ni qué hizo.
Fijate que hay dos fechas mal puestas al final del post 1947 en vez de 1847.
abrazo

Che Genetic dijo...

¡Gracias! Ya las arreglé. La de 1947 referida al cambio de nombre de la calle en París está bien. Fue durante el gobierno de Perón.

Susy dijo...

Estoy impresionada por la cantidad y calidad de la información sobre Garibaldi y sobre la batalla de Obligado.
Evidentemente, uno cree que sabe algo de historia, pero estos artículos nos demuestran todo lo que ignoramos.
¡Felicitaciones, Che!