Fue un 1º de mayo de 1962. A unos 30 km de la montaña elegida soldados, científicos y ministros esperaban en sus puestos de observación la detonación de la segunda prueba nuclear francesa subterránea en su colonia de Argelia a dos meses de independizarse. Le dejó el veneno en las entrañas de Taourirt Tan Afella, una montaña de granito en Hoggar, al sur de Argelia. Y en el aire también.
Francia había dejado de hacer pruebas atmosféricas ante las críticas por la contaminación radioactiva. Con la excusa de una exploración minera en búsqueda de uranio y oro, perforó la montaña y acondicionó todo para la prueba nuclear.
Alguien calculó mal algo, alguien de delantal blanco, de rara ética, que se lo suele llamar científico. La montaña se quebró y una nube de radioactividad se terminó expandiendo en un radio de 150 km. Todo fue pánico, el de los soldados, el de los científicos y el de los ministros.
El personal francés irradiado fue indemnizado en 2009, cuando ya casi no quedaba ninguno. Pude conocer un legionario del 5to Regimiento de Infantería de la Legión Extranjera cuyo batallón custodiaba los sitios de ensayo, tanto en Argelia como luego en Mururoa, donde Francia reventó a bombazos otras de sus colonias, en el Pacífico, en lugares que eran paraísos en la tierra. Costaba reconocer sus 68 años en ese hombre que se veía de 80.
Zona de contaminación severa
Sobre los argelinos, los pueblos enteros contaminados, las tribus nómadas, la cadena alimentaria de la zona, nada de nada, ni cifras, ni lamento, ni disculpas.
IRRADIÉS DE LA RÉPUBLIQUE
Luego son estos países, las potencias nucleares, los que se ponen en comisarios del mundo en el uso "racional" de la energía nuclear sin que haya uno que en sus ensayos nucleares no mató a cuentagotas de horribles cánceres a cientos de miles de personas alrededor del mundo.
Lectura complementaria:
1 comentario:
Gracias por compartirlo, lo desconocía.
Leeré los artículos que citás.
Saludos.
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